miércoles, 23 de agosto de 2017

EUGENE IONESCO...DE LO ABSURDO.EL TEATRO



Dramaturgo, ensayista y narrador francés de origen rumano, nacido en Slatina, el 26 de noviembre de 1909 (o el 13 del mismo mes, según el calendario ortodoxo) está considerado como uno de los padres del teatro del absurdo y, sin lugar a dudas, como uno de los mayores dramaturgos en lengua francesa.
Se licenció en Letras en la Universidad de Bucarest y fue profesor de francés en el instituto de la misma ciudad. Después de colaborar con diversas revistas de su país natal se trasladó a Francia para realizar una tesis doctoral sobre Baudelaire. En la capital francesa se relacionó con el grupo literario reunido en torno a la revista Les Cahiers du Sud. Tras el estreno de su obra maestra, La cantante calva,obtuvo la nacionalidad francesa y estuvo vinculado al "Còllege de la Pataphysique", que representaba la vertiente más experimental de la literatura gala. Reconocido ya como un clásico vivo de las Letras universales, fue elegido miembro de número de la Académie Française, entre otras muchas distinciones nacionales e internacionales.

La obra de Eugène Ionesco supone una nueva dramaturgia caracterizada por la escasez de la intriga, una puesta en escena que explota generalmente lo grotesco, el rechazo de la verosimilitud y, sobre todo, el juego con el lenguaje,cuyo desgaste y descomposición evidencia la incomunicación, la soledad y el absurdo existencial, todo ello envuelto en la presentación humorística y burlesca de los aspectos más triviales. En su obra maestra,La cantatrice chauve (La cantante calva), definida por el propio Ionesco como "anticomedia", los diálogos de los personajes son meros sonidos o frases sin sentido pronunciadas en el universo irreal de un típico salón burgués. 
La mayor parte de sus biógrafos ubican el nacimiento de Ionesco en el año 1912, sin considerar que el propio autor se "rejuveneció" en los años cincuenta tras haber leído unas declaraciones del crítico teatral Jacques Lemarchand, en las que éste hablaba de una nueva generación de "jóvenes" autores.

Su amor al teatro quedó bien patente desde su más tierna infancia, cuando se entretenía y divertía a su pequeña hermana jugando con marionetas. En 1914, la familia en pleno residía en Square Vaugirard (París); dos años más tarde, su padre regresó a Rumanía para luchar al lado del ejército de su nación en la Primera Guerra Mundial, por lo que Thérèse Ipcar se vio necesitada de la ayuda de sus padres para sacar adelante a sus dos pequeños hijos. Acabada la contienda internacional, seguían sin tener noticias del cabeza de familia, por lo que acabaron asumiendo que había muerto en combate. Se trasladaron, entonces, al hotel de Nivernais, sito en la rue Blomet; pero, ante la salud frágil y quebradiza del joven Eugène, su madre optó por enviarle en compañía de su hermana a vivir al campo, con una familia que residía en La Chapelle-Anthenaise (en el departamento de Mayenne). Años después, el dramaturgo habría de recordar este período de estancia en el agro (1917-1919) como una de las etapas más felices de su existencia.

 Comenzó a frecuentar, por aquel tiempo, una escuela en la rue Dupleix, pero pronto llegaron sorprendentes noticias desde Rumanía que le forzaron a abandonar estos estudios y regresar a su país natal. Al parecer, su padre no sólo no había muerto en la guerra, sino que ni siquiera había tomado parte en ella en calidad de soldado. Tan pronto como hubo llegado a Bucarest, fue nombrado inspector de seguridad en la policía de dicha ciudad, cargo del que ascendió al de inspector general en 1917. En el transcurso de aquel mismo año, contrajo nupcias con una ciudadana de su país, y se sirvió de las prerrogativas de su elevado rango policial para falsificar unos papeles con los que fingía demostrar que se le había concedido el divorcio y la custodia de sus hijos. Para seguir adelante con su engaño, solicitó a las autoridades rumanas y francesas que el joven Eugène y la pequeña Marilina regresaran a Bucarest, petición que le fue concedida.


En la primavera de 1922, el futuro dramaturgo y su inseparable hermana estaban de nuevo en Rumanía, alojados en casa de su padre, en donde aprendieron el idioma del país mientras sufrían el desprecio de su madrastra. Eugène Ionesco ingresó en el colegio Sfântul Sava, de Bucarest, y poco después obtuvo el grado de bachiller en un instituto de Craiova. La actitud negativa de la nueva esposa de su padre provocó la marcha de Marilina a la casa que ahora habitaba en la capital rumana su madre, recién venida de París y empleada como mecanógrafa en una entidad bancaria; Eugène se fue a vivir con ellas en 1926, después de haber sostenido una agria discusión con su progenitor, quien, a pesar de estas desavenencias, insistió en encargarse personalmente de la educación de su hijo. Empecinado en que estudiara Ingeniería, recurrió a sus poderosos contactos en la administración pública rumana para conseguir una beca de estudios en favor de Eugène; pero éste ya había optado decididamente por seguir los dictados de su vocación humanística y consagrarse al cultivo de la creación literaria.
En 1938, año en el que publicó otro famoso artículo ("Vocabulario de la crítica") en la revista Vremea (El Tiempo), obtuvo una beca para marchar a París con el objeto de realizar una tesis doctoral sobre el pecado y la muerte en la poesía de Baudelaire. Nunca llegó a terminar este interesante proyecto, pero entabló amistad en la capital gala con las principales figuras de las Letras francesas contemporáneas y estudió las obras de algunos filósofos contemporáneos como Emmanuel Mounier , Jacques Maritain  y Gabriel Marcel . Un año después , ya estaba integrado en el grupo de autores congregados alrededor de la revistaEsprit, y colaboraba también con Les Cahiers du Sud (Los Cuadernos del Sur), prestigiosa publicación cultural de Marsella; además, desde París enviaba informes de literatura y cultura general a la importante publicación de Budapest Viata Româneasca(Vida Rumana).
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Eugène Ionesco regresó a Rumanía (no sin antes haber visitado ese paraíso privado de su infancia que era La Chapelle-Anthenaise) y volvió a ejercer la docencia, ahora en calidad de profesor en esa escuela de Bucarest (Sfântul Sava) en la que había cursado gran parte de su formación secundaria. Pero su anhelo era regresar cuanto antes a París, lo que finalmente pudo hacer en 1942, en medio de una gran inestabilidad en toda Europa que hizo muy difícil la consecución de los documentos necesarios para que, tanto él como su esposa, pudieran volver a la capital gala. Antes de asentarse definitivamente en París, el matrimonio rumano tuvo que pasar un tiempo en el Hotel de la Poste, en Marsella, donde, acuciado por las dificultades económicas, sobrevivió gracias a las traducciones realizadas por Ionesco -entre ellas, la de la novela Urcan Batrânul (El padre Urcan), de Pavel Dan (1907-1937)-. Poco después, salió de estas penurias al ser nombrado agregado cultural del consulado rumano en Vichy, donde nació su hija Marie-France el 26 de agosto de 1944.
En 1945, instalado otra vez en París (ahora, en el número 38 de la rue Claude-Terrance), volvió a atravesar por serias dificultades económicas, por lo que aceptó un empleo de corrector para un editor de textos administrativos. Para ayudar al sostenimiento de la frágil economía doméstica, tradujo algunos escritos del poeta rumano Urmoz (1883-1923), un novedoso autor pre-vanguardista (véase vanguardia), precursor del surrealismo y la literatura del absurdo; pero no era suficiente con los recursos obtenidos por ambas actividades, por lo que Ionesco se vio forzado a admitir la ayuda financiera ofrecida por un familiar.


Hacia 1948 le llegaron hasta París las noticias de la muerte de su padre, en el momento en que estaba redactando su obra maestra La cantatrice chauve (La cantante calva,puesta en escena por vez primera en el Théâtre des Noctambules de París . Se trata de una comedia compuesta de un solo acto, dividida en once escenas y definida por el propio Ionesco como "anticomedia", en la que la corrosiva comicidad de lo absurdo cobra supremacía sobre cualquier atisbo de lógica, y el puro disparate verbal supera los mayores excesos de cualquier pieza vanguardista. La obra presenta al matrimonio Smith en un típico ambiente burgués, en el que intercambian frases banales semejantes a las que pueden hallarse en cualquier manual de idiomas. Reciben luego la visita de los esposos Martin, que se sientan uno enfrente de otro y hablan entre sí como perfectos desconocidos. Después, tras la inopinada irrupción de un bombero en busca de un fuego que apagar, los dos matrimonios entablan una conversación rutinaria plagada de lugares comunes; poco a poco, los ánimos se exaltan y los cuatro personajes comienzan a vociferan esgrimiendo sus puños en actitud amenazante, hasta que, en medio del griterío, las frases pierden todo su significado e, incluso, su significante, pues quedan reducidas a meras exclamaciones fónicas. Pone fin a esta tensa situación un inesperado apagón de luces; cuando se vuelve a iluminar la escena, los Smith, recobrada la calma, siguen en su salón burgués diciéndose entre ambos las mismas vaguedades inconexas con que ha comenzado la obra.
En el momento de su estreno, La cantante calva pasó inadvertida para críticos y espectadores, y sólo mereció los elogios de un reducido grupo de intelectuales, entre los que figuraban André Breton , Luis Buñuel , Arthur Adamov y el ya mencionado Mircea Eliade. Con el paso del tiempo, llegó a ser una de las obras de mayor permanencia en las carteleras de las principales capitales de Europa.
Tras el estreno de La cantante calva, Ionesco obtuvo al fin la nacionalidad francesa. En agosto de aquel mismo año de 1950, ya plenamente integrado en los foros literarios y teatrales de París, aceptó por diversión representar el papel de Stepan Trofimovitch en la obra Los endemoniados, de Fiodor Dostoievsky , en un montaje realizado también por el susodicho Nicolas Bataille. Y, poco después, impulsado por su humor, su talante innovador y su amargo nihilismo, entró en contacto con el denominado "Còllege de la Pataphysique", un selecto grupo de autores experimentalistas . Merced a estos contactos, gran parte de las obras posteriores de Ionesco fueron publicadas en los famosos Cahiers du Còllege de Pataphysique (Cuadernos de la Universidad de la Patafísica).
Fruto de sus abundantes lecturas filosóficas, en todas ellas puede apreciarse un denso fondo metafísico que, combinado con el excepcional dominio de las situaciones absurdas de que hace gala el autor rumano, las dota de una inquietante y sugerente complejidad. En realidad, su presentación humorística -en ocasiones, grotesca- de los aspectos y personajes más banales de la realidad cotidiana pone de manifiesto el vacío existencial que envuelve al ser humano, la nada en la que se sustentan incomprensiblemente las sociedades contemporáneas.

Tras el estreno de Tueur sans gages (Asesino sin sueldo), Ionesco viajó en 1958 hasta Londres para defender su teatro frente a los virulentos ataques del prestigioso crítico Kenneth Tynan, una de las plumas más seguidas por los lectores de The Observer. En aquel mismo año estrenó otra de sus piezas teatrales más exitosas, Le rhinocéros (El rinoceronte), en la que, como ocurre en la obra citada al comienzo de este párrafo, su escritura dramática se volvía más llana y explícita con la intención de ahondar en las preocupaciones intelectuales que más le inquietaban, con lo que consiguió una mayor aceptación por parte del espectador medio, pero perdió una buena porción de la frescura y el atractivo que se desprendían de su anterior cultivo de la absurda ambigüedad. Consciente de ello, el dramaturgo de origen rumano volvió a sus viejos modelos formales, temáticos y expresivos en las obras que redactó durante la década de los años sesenta, en las que, como bien puede apreciarse en Le roi se meurt(El rey se muere) y La soif et la faim (La sed y el hambre, ), reaparece en todo su inquietante esplendor esa atmósfera absurda y desasosegante que flotaba sobre sus primeras incursiones en el género dramático.
La polémica sobre la validez de su obra levantada en la Inglaterra de finales de los cincuenta no dejaba de ser un testimonio elocuente de su definitiva consagración como uno de los autores vivos más importantes de su tiempo. Aceptado, en efecto, por la intelectualidad francesa contemporánea como un dramaturgo propio de proyección internacional, fue nombrado Chevalier des Arts el Lettres ('Caballero de las Artes y las Letras'), condecoración a la que pronto se sumaron otros honores y distinciones como el Gran Premio Italia, que recayó en un espectáculo de ballet que adaptaba su comedia La leçon. Aquel mismo año, la melancolía se apoderó de Ionesco cuando, en una nueva visita a La Chapelle-Anthenaise, comprobó que el caserón rural y el viejo molino en los que había pasado los momentos más felices de su vida estaban semiabandonados, y que no quedaba rastro alguno de Marie y Robert, el matrimonio que le había acogido en su infancia.

Vivía, por aquellos primeros años de la década de los sesenta, en el número 14 de larue de Rivoli, en París, en una situación económica bastante más desahogada. En 1965, en el transcurso de una navegación a bordo del paquebote France, Nicolas Bataille volvió a poner en escena una nueva obra de Ionesco, titulada Délire à deux (Frenesí para dos). Un año después, el escritor de origen rumano protagonizó -junto a los grandes actores María Casares  y Jean-Louis Barrault - una comentadísima conferencia-espectáculo sobre el escenario del Théâtre de France, con lectura de textos inéditos incluida; aquel mismo año, fue galardonado con el "Grand Prix du Théâtre de la Societé des Auters" -que venía a reconocer la valía del conjunto de su producción dramática estrenada hasta la fecha-, y con el "Prix du Brigadier" -que subrayaba la puesta en escena en la Comédie Française de La sed y el hambre
El 25 de febrero de 1971, Eugène Ionesco pronunció su discurso de ingreso en la Academia Francesa, y al año siguiente fue invitado a inaugurar con sus palabras el festival de Salzburgo. El 30 de abril de 1973 recibió el prestigioso premio "Jerusalén" -que venía a reconocer el conjunto de su obra y, en particular, los méritos de El rinoceronte-, y, mes y medio después, la Medalla de la Ciudad de Vichy. El reconocimiento internacional de su producción dramática le granjeó otras distinciones tan destacadas como los doctorados honoris causa por las universidades de Warwick  y Tel-Aviv), así como la recepción de la Medalla Max Reinhardt en el quincuagésimo aniversario del festival de Salzburgo . En noviembre de este último año, cruzó el Atlántico para asistir, en la Universidad de Nueva York, a una mesa redonda ante cerca de mil estudiantes; dos años después, los mayores especialistas mundiales en el análisis de su obra se reunieron en un congreso monográfico celebrado en un castillo de Normandía, donde, en presencia del autor y su esposa, leyeron numerosas ponencias que quedaron luego recogidas en el volumen titulado Ionesco: Situation et perspectives (Ionesco: Situación y perspectivas, 1978). Actos académicos con éstos venían a demostrar que el dramaturgo de origen rumano se había convertido ya en un clásico vivo de las Letras universales.
Tras haber tomado parte activa en una reunión en favor de los derechos humanos celebrada en Berna (Suiza) a finales de 1986, el 23 de febrero de 1987 asistió, junto a su inseparable esposa Rodica, a la celebración del trigésimo aniversario del Spectacle Ionesco ('Espectáculo Ionesco'), puesta en escena en el parisino Théâtre de la Huchette. Al mes siguiente fue condecorado con la Medalla de la Ciudad de París, y en octubre de dicho año con otras dos medallas de oro: la de Saint-Etienne y la de Saint-Chamond.
A comienzos de 1989, cuando tenía previsto trasladarse a Rumanía para intervenir en un acto en defensa de los derechos humanos, cayó nuevamente enfermo de gravedad y hubo de ser hospitalizado, por lo que fue su hija Marie-France que leyó sus acusaciones contra el régimen dictatorial rumano. A su salida del hospital, Ionesco presidió el jurado del Pen Club que otorgó el "Premio de la Libertad" al dramaturgo checo Vaclav Havel, condenado por delitos políticos tras haber tomado parte activa en el homenaje en memoria de Jan Palach , el estudiante checo que se quemó vivo para protestar contra la colaboración del gobierno de su país con las fuerzas de ocupación soviéticas. Cada vez más conocido y respetado entre los escritores de todo el mundo, firmó luego una declaración en defensa del escritor británico de origen indio Salman Rushdie, cuya obra Versos satánicos  había provocado su condena a muerte por parte de algunos cabecillas del fundamentalismo islámico. El día 7 de mayo de 1989, Ionesco fue galardonado con uno de los premios más importantes del panorama literario francés, el "Molière", y el 30 de noviembre, junto al pensador Émile Cioran, fue nombrado Miembro de Honor de la Unión de Escritores de Rumanía.
El 27 de noviembre de 1992, Ionesco fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Silesia (Polonia), en medio de una ceremonia que, por la debilidad del ya anciano escritor, se tuvo que celebrar en París. A pesar de los achaques propios de su avanzada edad, seguía por aquellos primeros años de la década de los noventa luchando activamente en favor de los derechos humanos, ahora como miembro destacado del Comité Internacional de Escritores por la Libertad,un organismo creado para defender a los artistas e intelectuales perseguidos por haber hecho uso de su derecho a la libertad de expresión. Todas estas actividades de Eugène Ionesco quedaron bruscamente interrumpidas a comienzos de la primavera de 1994, cuando perdió la vida en su domicilio parisino. El primer día de abril de dicho año -que coincidía con la festividad cristiana del Viernes Santo-, sus restos mortales recibieron sepultura en el cementerio de Montparnasse, en la ciudad a la que tanto había amado a lo largo de toda su vida.

http://www.enciclonet.com/articulo/ionesco-eugene/#

miércoles, 16 de agosto de 2017

TAPICES DE LOS HONORES...LA FORTUNA DE PIETER VAN AELST


La Fortuna-Pieter van Aelst,según cartón atribuido a Bernard van Orley (1487/91-1541) y Jan Gossaert de Mabuse(Oro, plata, seda y lana)
La diosa Fortuna en alto, con los ojos vendados, es una imagen inspirada en la Consolación de la Filosofía de Boecio; atraviesa los cielos a caballo, arrojando rosas con la mano derecha y piedras con la izquierda sobre sus favorecidos y sus víctimas, respectivamente. Bajo ella, la imagen de la triple rueda de la fortuna gobernada por la personificación femenina de la Fortuna, conduce el palacio flotante de la diosa sobre las ondas marinas. Coronan la rueda del Presente PRESENS el cetro, la espada y la corona imperiales, sobre la filacteria del Honor HONOR. Las inscripciones PROSPERITAS “Prosperidad”, PAVPERITAS “Pobreza” y ADVERSITAS “Adversidad”, figuran sobre las filacterias que circundan la rueda. En los laterales, las dos ruedas del Futuro FVTVRUM. A ambos lados de este eje central, a izquierda y derecha, se encuentran personificaciones de los ejemplos morales del tema central, extraídos de la mitología, la historia antigua y la historia bíblica. Entre los agraciados figuran Andrómeda y Perseo, Europa, Rómulo y Remo, presididos en alto por Febo, Céfiro y Flora, y abanderados por Julio César, en cuyo estandarte ondean las fases de  la Luna. Entre los desafortunados, a la derecha de la composición, figuran las trágicas parejas de Ceix y Alcione, Hero y Leandro, Hécuba y Príamo, precedidas por la personificación de la Pobreza PAUPERITAS y presididos por Vulcano, rodeado por los vientos, que con sus fuelles avivan el fuego de la fragua, donde forja sus armas. La cifra 1520, fecha de la coronación de Carlos V en Aix-la-Chapelle, aparece tejida en el frontispicio de la terraza donde se lamenta de rodillas Niobe, a la derecha de la composición.
Tres cartelas latinas figuran en el campo del tapiz. La que remata el pórtico central del palacio de la Fortuna, contiene la cita de Salustio, Fortuna/ in omni re domina/tur. Salusti, “La Fortuna todo lo domina. Salustio”. Bajo el capitel de la columna en que está Creso atado a la pira, a la izquierda figura la cita de Séneca, Nemo confidat nimium secundis/ Nemo desperet meliora lapsis, “Que nadie se confíe demasiado cuando la fortuna le sonríe. Que en la desgracias nadie desespere por alcanzar algo mejor”. A este autor latino también corresponde la cita Res deus nostras celeri/ Citatas Turbine versa, “El dios hace girar nuestros asuntos en un rápido torbellino”, sobre la cartela de la truncada columna, que se desploma ante la abanderada Romulda. La cenefa de flores y frutos sobre fondo oscuro, presenta tres cartelas superiores como filacterias de seda roja y amarilla, donde se lee en letras doradas, de izquierda a derecha:
Omnia vel voto longe meliora feruntur/ Ipsaque Mors presens, Sorte favente, fugit ( Todo es mejor incluso de lo que uno puede desear./ La misma muerte inminente huye si el destino es favorable).
Hinc espargens Fortuna rosas,  hinc saxa volutans/ Ludit et arbitrio cuncta suopte regit ( La Fortuna esparce rosas aquí y piedras allá,/ juega y lo gobierna todo como cree conveniente).
Nil nisi triste cadit  quibus est fortuna sinistra/ Milleque funestis Mors venit atra modis .
Esta monumental serie de nueve paños fue ejecutada por el célebre tapicero de la corte de Bruselas, Pieter van Aelst. El suceso que motivó su fabricación fue la elección de Carlos de Habsburgo, rey de España desde 1516, para la dignidad de Emperador en 1519 y su coronación en Aix-la-Chapelle, el 23 de octubre de 1520, año que figura tejido sobre el tapiz de la Fortuna, nombre por el que la serie fue denominada en los inventarios antiguos. Aunque los tapices estaban terminados en 1523, Pierre van Aelst se vio obligado, por dificultades financieras, a hipotecar la serie a los Fugger. El tapicero sugirió a sus acreedores que presentaran tan preciosos tapices, primeramente, en venta a su majestad imperial, para quien habían sido tejidos. Esta sugerencia fue aceptada, y se envió como muestra la quinta pieza con la alegoría del Honor. La serie no se completó hasta 1526, cuando Carlos V residía en Sevilla, donde contrajo matrimonio con Isabel de Portugal. Ningún documento cita los nombres de los cartonistas, seguramente numerosos, ni se ha conservado ningún dibujo preparatorio, pero fue indudablemente producto de varios artistas, entre los que se podrían hallar Bernard van Orley y Jan Gossaert de Mabuse.
El análisis iconográfico de Los Honores demuestra que se trata de un programa alegórico y moral relacionado con las concepciones de la ética real de principios del siglo XVI, que ilustraba al joven soberano sobre la práctica de las virtudes, y sobre los vicios y peligros que debía evitar para obtener en recompensa el Honor, la Fama y la Nobleza. Textos latinos, personajes y asuntos han sido seleccionados de manera precisa y se puede hallar su correspondencia exacta en múltiples fuentes literarias, tanto de autores medievales y coetáneos (Isidoro de Sevilla, Alain de Lille y Jean Lemaire de Belges), como de autores humanistas y greco latinos (Ovidio, Valerio Máximo, Séneca, Boecio, Boccaccio y Petrarca). Es la misma iconografía establecida para las suntuosas entradas de reyes y príncipes en la ciudades de los Países Bajos. Cinco tapices de la reedición tejida posteriormente para el príncipe obispo de Lieja, Erard de la Marck (1472-1538), se conservan en las colecciones  Wildenstein de Nueva York, el Honor, en la Burrell de Glasgow, la Virtud y la Fama, y  la Prudencia, en el Art Institute de Chicago.


BIBLIOGRAFIA...

Patrimonio Nacional,colecciones reales. 

sábado, 12 de agosto de 2017

CARL GUSTAV JUNG Y LA TEORIA DE LA SINCRONICIDAD Y TRACENDENTALISMO


Uno de los aspectos más enigmáticos y cautivadores del universo en el que vivimos es la sincronicidad. A todos nos ha pasado en alguna ocasión una coincidencia tan improbable que nos resulta ominosa, mágica, epifánica o perturbadora. Conexiones entre sucesos, personas e información que trascienden la realidad convencional: como si las cosas tuvieran hilos invisibles que sólo por momentos  (en estados de conciencia elevados o por una misteriosa alineación) podemos vislumbrar.
Aunque el concepto de sincronicidad existe al menos desde el tiempo de los Vedas, fue el psicólogo suizo Carl Jung quien acuñó el término e inició el estudio de este fenómeno de manera rigurosa, si no científica: la dificultad de abordar la sincronicidad desde una metodología solamente científica yace en que los eventos que se concatenan lo hacen sin tener una causa, al menos no una causa que podamos encontrar dentro de los límites de la física clásica y de un universo mécanico. Consciente de la vastedad y elusividad del principio de la sincronicidad, Jung ensayó diversas definiciones a manera de un acercamiento teórico. Empezando desde lo más general y sintético podemos decir con Jung que la sincronicidad es “la ocurrencia temporal coincidente de eventos acausales”, que es un “principio de conexión acausal”, una “coincidencia significativa” o que es un “paralelismo acausal”.
Pero la sincronicidad para Jung va mucho más allá de estas someras descripciones. Toca y se entronca con los campos más profundos de la mente humana, siendo en muchos casos una manifestación externa del inconsciente colectivo, a veces materializada a través de símbolos. Jung creía que las “coincidencias” no solo estaban gobernadas por el azar (siendo que su probabilidad de suceder era tan poca que podrían considerarse estadísticamente significativas) sino por una dinámica más profunda. Coincide en esto con el texto gnóstico del Kybalion, que dice: “Azar no es más que el nombre que se da a una ley desconocida; hay muchos planos de causación”. Y para ampliar la madeja de posibles conexiones, recordemos que Don Juan le dice a Carlos Castaneda, como si fuera un experto jugador de póquer de realidades alternas, que la suerte es una forma de poder.
Al igual que su concepto de los arquetipos, Jung, lo mismo que el físico Wolfgang Pauli, pensaba que la sincronicidad era una expresión de lo que llamaba unus mundus, una realidad unificada subyacente de la cual todo lo que vemos emerge y a la cual todo regresa. Este unus mundus es similar a la teoría de la mecánica cuántica de David Bohm expuesta en La Totalidad y el Orden Implicado, en la que se postula la existencia de una especie de mar universal de energía infinita del cual se desdobla —o se explica— el mundo material fenoménico que percibimos, el cual apenas es una ondulación en la superficie de lo inconmensurable. Para Jung la improbable pero significativa coincidencia de una sincronicidad era posible por el hecho de que tanto el observador como el evento observado a fin de cuentas brotan de una misma fuente, del unus mundus. Es decir, la conexión acausal, a distancia, sin la aparente acción de una fuerza física (conocida) sería posible porque en profundidad todos los eventos y todos los sujetos que perciben un evento no son más que la misma cosa. El uno es el otro: es el mismo. “We are like islands in the sea, separate on the surface but connected in the deep”, dijo à propos William James. Es como si todo lo que ocurriera en el universo en realidad ocurriera dentro de una sola mente, que por momentos y siempre en la superficie, padece una esquizofrenia omnipotente. Pero más allá de sugerir esta idea un tanto trillada de la unidad subyacente, del todo en cada parte, del holograma que se proyecta en el mundo, en fractales, invetiguemos la sincronicidad y deshebremos el misterio de la coincidencias.

  

Después de esta breve introducción al mundo de la sincronicidad, entremos en materia. Aquí lo interesante son las sincronicidades, las experiencias, lo que se vive y mistifica.  Estoy seguro de que todas las personas que están leyendo este texto sobre la sincronicidad (el cual pretende ser un espejo) han sentido el asombro medular de descubrir que una coincidencia en sus vidas tiene un significado oculto.
Las historias pueden parecer increibles, pero son verídicas.  Así, por ejemplo, el cálculo fue descubierto al mismo tiempo e independientemente por Newton y Leibniz. Pero dejaremos que cada uno busque en la red y en su propia vida tales coincidencias, y que lleve un diario de coincidencias como hacía Paul Kammerer a principios de siglo.
Es evidente que el racionalismo clásico se muestra incapaz de explicar esta coincidencia, así que se incardina en la categoría tan manida de "casualidad", que sirve generalmente para englobar aquello que contradice el paradigma mecanicista, al igual que otras como "sugestión", que básicamente sirven para explicar todo sin explicar absolutamente nada.
Pero existe una teoría capaz de explicar estos fenómenos: la sincronicidad. Dicha teoría fue desarrollada por el psicólogo sucesor de Freud, Carl Gustav Jung y el premio Nobel de química Wolfgang Pauli, que desarrolló el principio de exclusión y vivía obsesionado con la constante de la estructura fina: 1/137. Esta constante es uno de los grandes misterios de la ciencia que todavía no ha sido resuelto. En una ocasión, Pauli (el que está a la izquierda), fue ingresado en un hospital, y cuando le dijeron que su habitación era la 137, inmediatamente dijo "no saldré de aquí". Efectivamente, murió poco después. 


Carl Jung define la "sincronicidad" como "una coincidencia significativa de dos o más sucesos en la que está implicada algo más que la probabilidad aleatoria". Lo que distingue una sincronicidad de sucesos sincrónicos normales es la existencia de un significado subjetivo común que inevitablemente interpreta el sujeto que la experimenta. Se trata de una teoría que inaplica el principio de causa-efecto del paradigma moderno y, al mismo tiempo, es una teoría antimaterialista, puesto que se centra en una experiencia subjetiva que engloba alineamientos supuestamente "exteriores" de sucesos.
Durante su vida, Jung vivió constantes sincronicidades tanto personalmente como en la vida de pacientes de psicoanálisis. En un determinado caso, una paciente excesivamente "racional" soñaba constantemente con un escarabajo dorado. Jung no podía avanzar en el psicoanálisis con ella debido a la resistencia de un modo de pensar demasiado cerrado. Sin embargo, un día, tras relatarle la paciente otro sueño, sonó un golpe en la ventana, Jung la abrió y en la habitación entró precisamente un escarabajo verde dorado que se posó sobre la mesa. La mente de la paciente no volvió a oponer resistencia al psicoanálisis.
Las sincronicidades suelen suceder con mayor profusión en periodos de transformación: nacimientos, muertes, enamoramiento, psicoterapia, obra creadora intensa, cambio de profesión... En palabras de David Peat, "es como si esta reestructuración interna produjese resonancias externas o como si una explosión de «energía mental» se propagase hacia afuera en el mundo físico".
A continuación mencionaremos un experimento muy interesante que ilustra la sincronicidad a nivel molecular:


El experimento fue llevado a cabo por el Ejército estadounidense. Se recogió una muestra de leucocitos de un número de donantes. Estas muestras se colocaron en una habitación equipada con un equipo de medición de los cambios eléctricos. En este experimento el donante era colocado en una habitación y sometido a "estímulos emocionales" consistentes en vídeo clips que generaban emociones en el donante. El ADN era colocado en un lugar diferente al del donante, pero en el mismo edificio. Ambos donante y su ADN eran monitoreados y cuando el donante mostraba sus altos y bajos emocionales (medidos en ondas eléctricas) el ADN expresó respuestas idénticas y al mismo tiempo. No hubo lapso y tiempo retraso de transmisión. Los altos y bajos del ADN coincidieron exactamente con los altos y bajos del donante. Se pretendía saber cuan lejos podían separar al donante de su ADN y continuar observando ese efecto, y se detuvieron las pruebas al llegar a una separación de 80 Kilómetros entre el ADN y su donante, teniendo el mismo resultado. Sin lapso y sin retraso de transmisión.El ADN y el donante tuvieron las mismas respuestas al mismo tiempo. Gregg Braden dice que esto significa que las células vivas se reconocen por una forma de energía no reconocida con anterioridad. Esta energía no se ve afectada ni por la distancia ni por el tiempo. Esta no es una forma de energía localizada, es una energía que existe en todas partes y todo el tiempo.
El problema que estas teorías tienen es, como ya hemos mencionado, que eliminan el principio de causalidad inherente al mecanicismo clásico, y no se limitan al nivel cuántico, donde está totalmente comprobado que la causalidad no termina de funcionar, sino que se refieren a nuestras propias vidas.
Así, en palabras de David Peat:
"La causalidad en la física es una idealización, una realidad que sólo existe dentro del mundo de las ecuaciones y de las simulaciones de computadora. No se debe confundir nunca con los variados, complejos y sutiles sucesos individuales de la realidad. En un universo en que «todo causa todo lo demás», es sólo a través de la realización de experimentos del pensamiento y la separación de las contingencias de la naturaleza que se pueden deducir los patrones individuales fundamentales".
El punto común de la teoría de la sincronicidad con la de los campos mórficos, o la del orden implicado es la disolución del paradigma del representacionismo materialista: así, según esta visión, la materia no representa una «realidad fundamental» sino que es la manifestación de algo que está más allá del terreno material.
En el experimento Grinberg-Zylberbaum, publicado en 1987, los científicos utilizaron un electroencefalógrafo para medir las ondas cerebrales de parejas que meditaban juntas. Descubrieron que algunas parejas mostraban una fuerte correlación entre sus patrones de ondas cerebrales, lo que sugería un estrecho vínculo o relación mental. Estas personas podían identificar, cuando se percibían en comunicación directa con la otra, información que era confirmada por las máquinas que medían sus ondas cerebrales. A estas parejas estrechamente vinculadas se les pidió que meditaran juntas, una al lado de la otra, durante veinte minutos. Después, una de ellas se trasladaba a otra habitación, cerrada y aislada. Una vez ubicadas, cada una en una habitación distinta, se les pidió que intentaran establecer comunicación directa con la otra. La persona que había sido trasladada era estimulada en su habitación con brillantes destellos de luz, que causaban en sus ondas cerebrales pequeños picos llamados potenciales provocados. Pero lo fascinante de este experimento es que la persona que no estaba expuesta a la luz, también mostraba pequeños picos en sus ondas cerebrales que correspondían a los potenciales provocados de la que estaba expuesta a los destellos. Así pues, estas dos personas estaban conectadas en un nivel profundo por medio de la meditación, y esa conexión provocaba reacciones físicas mensurables en ambas, incluso en la que no estaba expuesta al estímulo luminoso. Lo que le ocurría a una le sucedía a la otra, automáticamente y en forma instantánea. Estos resultados no pueden explicarse si no es a través de la correlación no circunscrita que ocurre en el ámbito virtual, el nivel del espíritu que conecta, organiza y sincroniza todo. Este campo ilimitado de inteligencia o conciencia está en todos lados; se manifiesta en todas las cosas. Sin embargo, no es necesario entrar en un laboratorio para ver a esta inteligencia no circunscrita en acción. Las pruebas están por todos lados, en los animales, en la naturaleza e, incluso, en nuestro cuerpo.
Los científicos también proponen un nivel de existencia llamado hiperespacio octodimensional de Minkowsky. En esta dimensión, concebida matemáticamente, la distancia entre dos sucesos, sin importar cuan distantes puedan parecer en el espacio y el tiempo, siempre es igual a cero. A su vez, esto sugiere una dimensión de existencia en la que todos somos inseparablemente uno. La separación puede ser sólo una ilusión
Es desde esta perspectiva de unidad ineludible del Todo como se puede entender la existencia de sincronicidad. Cuando tú no eres nada diferente de la silla en la que te sientas, el sol, un átomo, un mechero, el fuego, el amor, la cólera, una idea o un grano de cáfé, cuando todo lo que existe es "la manta", en palabras de Dustin Hoffman en "I Heart Huckabees", se puede comprender que tales objetos puedan alinearse de una determinada manera formando lo que a ojos de un ser obsesionado con separar los objetos en cosas diferentes es una coincidencia. No hay tal. Mente y cuerpo son lo mismo. Externo e interno también.

Esto nos conduce al budismo, pero no trataremos aquí este tema. La sincronicidad fue también la base de la cultura china Shang, que fue una de las más importantes de la antigüedad, duró más que el Imperio británico y se basaba fundamentalmente en la adivinación del futuro sobre conchas de tortuga (como la de la derecha). Toda la actual escritura china se basa en los patrones advertidos en la concha cuando se la golpeaba y observaba. El método chino de adivinación llamado "I Ching" se basa, igualmente, en postulados no causalistas sino sincrónicos, y prácticamente cualquier método adivinatorio cumple la misma premisa: la interpretación del todo a través de los hechos particulares, la capacidad de captar la esencia de un "momento", por ejemplo en el nacimiento de una mariposa de un capullo; este tipo de cosas que cuando vemos en una película oriental no entendemos y nos aburren...
Las sincronicidades son importantes en la vida de una persona. Si se alcanza su significado, se puede percibir el camino que se debe tomar, la decisión que corresponde adoptar, etc... Evidentemente, esto nunca sucederá mientras la mente las perciba como simples casualidades. La forma de ver el mundo condiciona el mundo en el que vivimos (fin del paradigma representacionista). Si decides dar un significado a las coincidencias que vives, no solo empiezas a percibir más, sino que eres capaz de aprovecharlas en tu favor.
"Rompe las cadenas de tu pensamiento y al mismo tiempo romperas tus cadenas corporales". Richard Bach.

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 http://trascendentalism.blogspot.com.es/2006/05/sincronicidad.html
http://webspace.ship.edu/cgboer/jungesp.html
http://www.fundacionunam.org.mx/ciencia/la-sincronicidad-de-carl-jung-las-coincidencias-no-existen/
https://lamenteesmaravillosa.com/no-existe-la-casualidad-existe-la-sincronicidad/
https://www.google.es/search?q=sincronicidad+jung+pdf&sa=X&ved=0ahUKEwijoOr4y8jVAhWBJVAKHamlApIQ1QIIZCgA&biw=1152&bih=548